En 1976, mientras Milton Friedman recibía el Premio Nobel de Economía por sus logros en el análisis del consumo y la teoría monetaria, el punk expandía su mensaje de disonancia, desafiando los límites de la expresión a niveles desconocidos. Bandas como Iron Maiden comenzaron a crear imágenes inusuales que reflejaban ciertas dinámicas sociales; las pistas de baile exploraban nuevas formas de interacción cultural y el espíritu nihilista de Iggy Pop se hacía palpable en el ambiente. Los años 70 marcaron una década de cambios, donde el sueño económico de la posguerra se desvanecía para dar paso a la llegada del neoliberalismo. En medio de este proceso, surgía una búsqueda de respuestas a nivel cultural, que no buscaban salvar nada, sino analizar la miseria que se presentaba. El punk y otros movimientos surgieron como respuestas, aunque luego fueron absorbidos por el mercado. Sin embargo, ¿quién narra esta historia de derrotas? ¿Deberíamos permitir que sea el neoliberalismo quien la cuente? Quizás sea momento de pensar en nuevas formas de relatar la década de los setenta, que aún continuamos viviendo. Este libro es un intento radical y novedoso de explorar esta era donde la cultura y la política se entrelazan a través de la música.