El fenómeno de la migración transnacional entre México y Estados Unidos ha sido moldeado por los propios migrantes a lo largo del tiempo, trascendiendo fronteras nacionales. Esta conexión se nutre de relaciones culturales, sociales, económicas y políticas que se mantienen con sus lugares de origen, gracias al avance tecnológico y la utilización de redes sociales a través de Internet. A pesar de que Guerrero se ha sumado tardíamente a esta dinámica migratoria, existen registros de participación durante el Programa Bracero (1942-1964). El proyecto de investigación financiado por Conacyt titulado “Propuesta de políticas públicas y de desarrollo de comunidades transnacionales en el estado de Guerrero” liderado por Alejandro Díaz Garay, evalúa el impacto del Programa 3×1 para Migrantes en las siete regiones del estado. El caso de Temaxcalapa en Taxco de Alarcón ejemplifica cómo la migración ha impulsado mejoras en infraestructura y servicios básicos a través de este programa, además de demostrar la solidaridad y organización de sus clubes de migrantes. Las organizaciones de migrantes han transformado sus comunidades de origen mediante el envío de remesas colectivas desde hace décadas, incluso antes del Programa 3×1 para Migrantes. Esta experiencia en Guerrero y Zacatecas ha sido un modelo para la política migratoria del gobierno mexicano. Ante la falta de apoyo federal al Programa, en 2019 surgió la iniciativa de implementar el Programa 2×1 para Migrantes en Guerrero, con el fin de seguir contribuyendo al desarrollo de sus comunidades de origen.