En este estudio se narra la formación y la fusión de los nahua-chichimecas que dieron origen a los poderosos aztecas, quienes dominaron desde las Dakotas hasta el lago Manahua en Centroamérica durante casi dos siglos. Se detallan los comienzos del trazado urbano, las principales características formales aztecas impuestas por el dinámico rey Ahizotl, así como los reinados de las siete tribus «tlahuicas» que se formaron al pie de las montañas del sur del Ajusco y que eran parte de la famosa Tenochitlan. Se destaca también la repentina transformación cultural causada por la llegada de los europeos, el trazado urbano impuesto por el rey de España y el legado catequizador de los monasterios cristianos, donde se conservaron elementos formales aztecas, judíos y mudéjares de manera secreta. Estos elementos arquitectónicos fueron importantes durante la contrarreforma cristiana en Mesoamérica, promovida como un sueño utópico religioso y social por los monjes franciscanos, dominicos y agustinos en los siglos XVI, XVII y XVIII, especialmente alrededor de Tlahuica.