En medio de la guerra multidimensional geofinanciera, comercial, tecnológica, regional y de vacunas entre Estados Unidos y China, el nuevo orden mundial post-COVID-19 no solo no perturba, sino que profundiza y acelera las tendencias irreversibles. Estas tendencias hacia un nuevo orden tripolar se iniciaron con la crisis financiera de 2008, cuando China optó por no seguir el liderazgo de la globalización engañosa de Estados Unidos. La nueva bipolaridad tecnológica entre Estados Unidos y China/Rusia también conlleva importantes componentes geopolíticos, como la Ruta de la Seda terrestre de China y la repentina periferia de Rusia, que han sido afectadas por las acciones belicosas de Mike Pompeo en sus regiones. China está en camino de convertirse en una superpotencia, ya que lidera en geoeconomía, astrofísica, alunizajes en la cara oculta de la Luna y en la generación de tecnologías como el 5G y 6G. En su quinto pleno, el Partido Comunista de China anunció su plan quinquenal en busca de la autarquía.