En la actualidad, se suele comparar la crisis que enfrentamos con la Gran Depresión de los años 30. Sin embargo, existe una diferencia fundamental: ahora no dependemos únicamente del Estado para poder planificar una salida a esta crisis. La mayoría de nuestros problemas tienen origen global y la capacidad de los Estados individuales para enfrentarlos no es suficiente. Esta desconexión entre poder y política está generando una parálisis que dificulta la acción necesaria para abordar la crisis y mina la confianza en el gobierno. La crisis actual se revela como una crisis de capacidad de acción, una crisis de democracia representativa y una crisis de soberanía estatal. Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni analizan las dimensiones sociales y políticas de la actual crisis, alertando sobre cambios profundos que se han gestado en el pasado y cuyos efectos perdurarán por mucho tiempo en las sociedades occidentales.