Durante el período 1890-1930, en Argentina surgió el radicalismo como una nueva fuerza política que buscaba integrar a sectores sociales más amplios en el poder. Las opiniones sobre su representatividad, composición social, éxitos y fracasos, así como su importancia en la historia argentina contemporánea, siguen siendo motivo de debate. David Rock, un investigador imparcial, proporcionó una excelente documentación sobre este tema. Destaca su análisis del papel del capital extranjero en esta época, las tensiones entre el gobierno y los trabajadores durante las huelgas ferroviarias y marítimas, la Semana Trágica, la ideología yrigoyenista y el sistema clientelista a través de los «comités» partidarios y líderes barriales. Además, destaca la capacidad del radicalismo para unir a diversos grupos regionales en un movimiento nacional, aunque manteniendo el poder en Buenos Aires y su entorno. Según Rock, la experiencia radical refleja un patrón de reformismo suspendido común en América Latina y muestra la importancia de contar con los instrumentos de poder necesarios para lograr un cambio social real.