En enero de 1945, con la presencia de 4.800 prisioneros en Auschwitz-Birkenau, las condiciones deplorables en las que se encontraban impedían que pudieran ser trasladados a Occidente y regresar a sus hogares. Las tropas soviéticas irrumpieron en el campo de exterminio con tal fuerza que las SS solo lograron destruir una parte de las cámaras de gas y matar a los pocos sobrevivientes para ocultar la evidencia. El 5 de febrero, Józef Bellert, junto a un grupo de médicos y enfermeros, se dirigieron a Auschwitz desde Cracovia. Durante ocho meses, Bellert transformó el lugar en el hospital de campaña más grande de Europa, brindando atención y cuidado a los miles de prisioneros liberados. A pesar de las precarias condiciones, lograron salvar la vida de 4.400 hombres y mujeres que sufrían de diversas enfermedades y desnutrición. Józef Bellert, un héroe anónimo con una historia llena de facetas, fue clave en esta labor humanitaria que marcó la vida de tantos.