El Ecuador, en constante movimiento desde los años noventa, se presenta como un escenario propicio para experimentar alternativas al neoliberalismo, impulsadas por el levantamiento étnico-campesino y la presencia de Rafael Correa en la escena electoral. El autor analiza las victorias y contradicciones de la protesta social en Ecuador durante los turbulentos años noventa y principios del siglo XXI. Se centra en entender el significado político de la protesta y el surgimiento de identidades políticas en medio de la crisis, a través de testimonios de líderes indígenas en la sierra, agricultores mestizos del sur, trabajadores y estudiantes. También se analizan los imaginarios políticos durante la transición ecuatoriana al neoliberalismo, y se explora el simbolismo y la lucha discursiva en torno al trabajo, el consumo, la revolución social y el conformismo. La investigación revela la persistencia de demandas como la tierra, la dignidad laboral, la identidad nacional, la ciudadanía y la utopía antisistémica. Al final, el autor aboga por desafiar los discursos sociales que pretenden establecer un orden basado en el supuesto fin de la historia.