En la sociedad contemporánea, la fragmentación y decadencia de las comunidades se ven influenciadas por el debilitamiento del Estado, la iglesia, la creciente migración y los procesos de individualización propios de la modernidad. A pesar de esto, persiste la necesidad de compartir un sistema de creencias, lo que impulsa formas alternativas de organización y reconocimiento social, revitalizando tradiciones ancestrales. A través de un enfoque etnográfico multilocal, este estudio examina la apropiación de la danza azteca en Tijuana, San Diego y Los Ángeles. Se sigue la trayectoria de tres grupos de bailarines que operan a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, explorando los aspectos etnonacionales, políticos y religiosos de la tradición en este contexto. El análisis aborda la intersección de diferentes ejes analíticos para discutir los procesos de politización de la diferencia cultural, el surgimiento de etnias religiosas y los procesos de encarnación, a través de los cuales los bailarines establecen su identidad social, cultural y política a través de la apropiación.